La necesidad de atraer inversiones a nuestro país impera en nuestro Gobierno. Buena muestra de ello es que anda como loco intentando conseguir que inversores extranjeros se fijen en España. Y si no, miren lo que hemos visto estos días en Cádiz en la Cumbre Iberoamericana Redacción Allí nuestro presidente del Gobierno ha dicho que recibiremos con las manos abiertas, más que nunca, el dinero de las empresas Latinoamericanas. Pero esto no para aquí… Ahora se ha puesto en marcha un nuevo plan de búsqueda en el que ofrece a aquellas empresas no residentes no tributar por los dividendos o participaciones en beneficios generadas por sus empresas filiales. Algo que, sinceramente, no termina de entenderse, habida cuenta de que ahora mismo el principal problema que tiene el Ejecutivo es el de la recaudación. Sistemáticamente cae. Y desde luego, si piensa que con las PYMES y el ciudadano medio va a conseguir mantenerla, lo lleva crudo. El Ejecutivo se tiene que replantear la estrategia que está siguiendo en materia impositiva. No es fácil plantear al gobernado una subida de impuestos y pedirle que arrime el hombro, al tiempo que ofrece no pagar tasas o una amnistía fiscal para aquellos que quieran arreglar sus cuentas con el fisco.
Se trata, no ya de una cuestión de justicia, ni de ética. Se trata simplemente de una cuestión de autoridad moral, algo esencial para que un Gobierno pueda ejercer eso que Aristóteles llamaba la “auctoritas”, mediante la cual el gobernante ejerce el poder porque tiene una capacidad legítima para ello… O si lo prefieren… El Gobierno con ejercicios malabares como los que plantea, lo único que consigue es perder autoridad moral frente a sus gobernado.